martes, 3 de junio de 2008

Repercusión internacional

¿Qué se puede hacer en esa situación? En esa en la que los más bajos instintos de los dirigentes de todo un país hace que se practiquen semejantes barbaries.

¿Están los organismos internacionales para evitar en lo posible estas situaciones? ¿Se puede entrar en un país con un ejército internacional para evitar semejantes atropellos a los derechos humanos?
¿Quién lo puede decidir? Si se acepta la invasión por esta causa, ¿quién es pues capaz de elegir cuales motivos son justificados y cuales no?

Pues no, señores, esto, como tantos otros casos, quedará en sus calles, en sus casas y en sus familias. Birmania sufre el aislamiento internacional impuesto por sus dirigentes que da la espalda a cualquier contacto con el Derecho Internacional y a los mínimos resquicios de aperturismo.

Un Gobierno que excluya a parte de la población de su Estado no merece ser tal, y si es el propio Estado, como institución, lo que lo permite, no merece pues ser considerado Estado. ¿Las democracias occidentales se deben quedar de manos cruzadas? Ya lo hicieron con algunas masacres, como la de Ruanda, o ahora en Danfur; pero en otros casos se intervino, como en la Guerra de los Balcanes, provocada por la desmembración de un Estado unido como Yugoslavia, o las del Golfo.

¿Qué interés habrá ahora para no derrocar un régimen dictatorial e implantar una democracia?

Otra vez más, se verán como saltan los engranajes de las alianzas estatales de los Estados del mundo, y como la ONU no servirá para nada más que gastar sus presuspuestos.